(Por Eduardo Gargiulo).- Fue el corolario de un largo calvario que sufrió una joven en San Francisco del Monte de Oro, por los celos enfermizos de su novio y el permanente maltrato físico y psicológico.
Este lunes por la madrugada el irascible joven rompió el vidrio de la ventana de la casa de Melisa Denise Rivera, de 22 años, ingresó y al encontrarla casi la mata a golpes.
Una vecina habría escuchado los gritos de la joven al ser agredida y dió rápido aviso a la policía. Los oficiales ante el pedido de auxilio se trasladaron inmediatamente al domicilio y pudieron detener al hombre antes de que matara a la joven e intentara darse a la fuga.
Intervino Comisaría Distrito 14°, donde se labran actuaciones sumariales caratuladas preventivamente “Averiguación violación de domicilio, daños, lesiones y privación ilegítima de la libertad”. Fue detenido y trasladado preventivamente a San Luis. Interviene el Juzgado de Instrucción en lo Correccional y Contravencional N° 1 de San Luis.
La relación de Melisa y Martín Guiñazú, de 25 años, se extendió durante dos años, tiempo durante el cual el joven le propinaba regularmente fuertes golpizas, regañándole cómo se vestía, con quién salía, cómo bailaba o con quiénes se relacionaba en las redes sociales, según relató la víctima, a través de un largo posteo en su Facebook.
De sus palabras se desprende que el joven tenía celos enfermizos y una personalidad psicopática, que manipulaba constantemente a su novia.
“La relación, entre ambos, duró dos años y finalizó en el mes de enero del corriente”, detalló el Jefe de Unidad Regional V, Comisario General Gustavo Ríos.
La joven en la denuncia reiteró que no es la primera vez que la golpeaba. Un día de enero se cansó, tomó coraje y dijo basta, diciendo terminar la relación. Meses antes había pensado incluso en quitarse la vida, pero desistió de hacerlo para no hacer sufrir a su madre, cuando se convenció que ella no tenía culpa de nada y que su decisión la haría sufrir.
Guiñazú no soportó el fin de la relación. Luego de llamarla durante semanas, interceptarla en la calle e intentar retomar la relación, frustrado y aparentemente con varias copas de más, este lunes poco después de las 04:00 de la mañana se dirigió a la casa de Melisa, rompió una ventana e ingresó a la vivienda. Ella dormía. Al escuchar los ruidos se levantó asustada y lo encontró en el comedor. El violento comenzó a pegarle trompadas en todo el cuerpo y cuando cayó al piso la siguió pateando, mientras le gritaba que si lo denunciaba la iba a matar.
La oportuna llegada de los efectivos policiales y la detención del agresor evitó lo que pudo haber sido una tragedia. Un caso más de violencia de género que permite entender porqué el colectivo encarna un proceso histórico de protagonismo y reclamo de fin a la violencia y de respeto a sus derechos. Coincidió el mismo día que en buena parte del mundo se desarrollaba el Paro Internacional de la Mujer.
Sucedió en un pequeño pueblo de San Luis. ¿Cuántas Melisas más pululan por toda la Argentina que aún no se atreven a denunciar a sus agresores? ¿Cuánto más hay que seguir trabajando para poner fin a los femicidios que ocurren todos los días, en una espiral de violencia que nos avergüenza como sociedad?
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