PROFUNDO DOLOR POR EL FALLECIMIENTO DEL DR. JOSÉ GIRAUDO

Este jueves a primera hora se supo que mientras descansaba en su hogar, sufrió un paro cardíaco y dejó de existir el médico geriatra José Antonio Giraudo (71), un respetado y querido profesional de Villa Mercedes, padre del actual delegado del ENACOM, del mismo nombre.

A pesar de encontrarse jubilado dede hace varios años, continuaba trabajando en forma particular, atendiendo a “mis abuelos”, como les decía a sus queridos pacientes. Siempre dijo que no pensaba en retirarse porque sentía que si lo hacía “los estaba abandonando”. De hecho, hoy se levantó muy temprano, a las 5:30, fue a la cocina de su casa y se puso a redactar recetas que tenía comprometidas entregar a media mañana. Cerca de las 8 sintió cansancio y se recostó, para ya no despertar. Irónicamente, algunos de sus pacientes o hijos de los mismos se chocaron con la noticia cuando fueron a su domicilio a buscar la receta.

Así era este médico, absolutamente responsable y comprometido con sus pacientes, solidario y honesto como pocos. Se había recibido en la Universidad Nacional de Córdoba y luego advirtiendo que no existían profesionales que se dedicaran a atender a los jubilados, resolvió especializarse en geriatría e hizo un master en gerontología, transformándose en el primero en la provincia

Si bien ocupó algunos cargos públicos, como en la delegación DOSEP y en la Dirección Provincial de Ancianidad, no se sentía particularmente a gusto con su rol de funcionario. De hecho, en la entrada de su casa de calle General Paz, entre tantos cuadros con diplomas y cursos de capacitación, aparece un reconocimiento por un cargo que desempeñó en la década del ´90, durante apenas ¡40 días!. “Ah sí, fue una gestión un poco corta”, explicaba con picardía, sin agregar mucha explicación. Sus íntimos sabían que, en ese entonces, había preferido renunciar antes que firmar un expediente poco claro.

Su felicidad estaba en la propia atención, en visitar a un enfermo, en seguir su evolución. O en estudiar: hasta no hace mucho continuaba haciendo cursos y actualizándose, leyendo constantemente, estudiando. Se sentía orgulloso de la familia que había logrado construir, del trabajo de sus hijos, con los que se veía casi a diario, a los que junto con su esposa Rosita (Canu, para los amigos) había inculcado justamente la unidad familiar como uno de los pilares más importantes de la vida.

También sentía placer de juntarse con algunos de sus amigos de siempre y, muy de vez en cuando, disfrutar de un buen vino. “Mirá, no hay problema en tomar, pero nunca en exceso. Y en lo posible, que sea de calidad. Si tomás poco y bueno no te va a hacer mal”, le dijo una vez a uno de sus hijos, mezclando un tono entre paternal y profesional.

En su vida era un hombre generoso y desprendido, dispuesto a ayudar quien lo necesitara, pero no le gustaba que se lo agradecieran ni, mucho menos, que se diera a conocer. De hecho, años atrás una concejal le propuso efectuar un reconocimiento a su trayectoria. Habló con sus pares, consiguió acuerdo de todos, pero cuando lo fue a hablar Don José,como le decían muchos con respeto, lo rechazó cordialmente.

– «Mire, yo se lo agradezco, pero no necesito reconocimiento, estoy bien así. He hecho siempre lo que me gusta y creí que debí hacer. No se ofenda”, le respondió amablemente a la ex concejal Mónica Barroso, quien le expresó su admiración como persona y como profesional. Ojalá que el Concejo Deliberante, aunque sea post mortem, le rinda al Dr. José Giraudo su merecido homenaje, ése que rechazó en vida. Qué bueno sería que una calle llevara su nombre, para eternizar su memoria y su legado.

En los últimos años seguía con expectativa el desempeño académico de una de sus nietas, Camila, quien estudia Medicina en la UNC. Eran muy apegados y el orgulloso abuelo le aseguraba a todos: “Ella es muy estudiosa e inteligente, va a ser muy buena profesional, vas a ver”, se ufanaba. Tal vez sentía que su nieta rompía el maleficio de que ninguno de sus hijos siguiera su profesión. Aunque admiraba el trabajo y dedicación de uno de ellos, Luis, reconocido fisioterapeuta de nuestra ciudad.

Esta mañana en numerosas radios y en las redes sociales se sucedieron los mensajes y muestras de afecto. Entre ellos en Radio Mercedes, donde José Hugo Dutto le rindió un emocionado mensaje, recordando que en su emisora tenía un espacio los domingos dedicado, naturalmente, a ocuparse de los temas de la tercera edad.

Esta tarde, en el sepelio cumplido en el Cementerio Parque de La Paz, estuvieron su esposa, sus cinco hijos con sus familias y también un gran número de profesionales, amigos, conocidos y ex pacientes. También gente de San Luis. Telefónicamente enviaron sus condolencias a su hijo mayor, José, el presidente de la nación Alberto Fernández; el gobernador, los senadores Rodríguez Saá, Poggi, entre cientos de mensajes y salutaciones.

Aún cuesta aceptar que este médico bonachón, de buen humor, estudioso y afable se haya ido tan rápido. Sin aviso previo. Aunque en realidad se fue casi como vivió: con bajo perfil, sencillez y una gran integridad humana.