(Por Eduaro Gargiulo).- Salvo la cuestión económica, en la que parece no tener problemas, en política las cosas no le salieron bien, por lo que el brindis de fin de año será de profundos replanteos.
Lidió buena parte del año con sus propios compañeros, algunos de los cuales debió expulsar del PRO, como el villamercedino Walter Oio, que se cansó de hablar pestes de él.
Se largó a la aventura de competir por la candidatura a diputado nacional con Alejandro Cacace (UCR), que le ganó por paliza la interna del frente opositor San Luis Unido.
En las elecciones generales, si bien Macri ganó en San Luis, perdió a nivel nacional la reelección.
Como para distenderse, se fue a dar un “gustito” a la concesionaria VIP y se compró un todoterreno de lujo: una BMW X6, caja automática de 6 velocidades, cuyo precio inicial asciende a U$S 134.900 (algo así como $8.500.000).
En principio no tiene nada de malo, ocurre que hacerlo justo cuando se daba a conocer un aumento de la pobreza en el país, que superó el 40%, siendo representante del gobierno de Macri, a muchos les cayó como una patada al hígado. Varios se lo hicieron saber, criticando su ostentación.
La sesión preparatoria en la Cámara de Diputados tampoco le deparó alegrías. Su voto junto con Mónica Domínguez y Alberto Fara en favor del candidato del gobierno Juan Carlos Eduardo, le valió la crítica de algunos medios y que políticos y ciudadanos le dijeran traidor, entre otros epítetos, en su propia red social. Alejado del frente opositor, distanciado de la UCR y Avanzar y sin el paraguas nacional, el futuro de Abdala en la política aparece más lleno de sombras que de luces.
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