(La Posta).- El intendente Ponce recibió a Nelson Madaf y a un grupo de colaboradores que impulsan diversas ideas para reparar el daño que sufrió Nelson y su familia y que no se olvide el caso de violencia institucional más resonante de la historia provincial.
El motivo de la audiencia se orientó principalmente a poder solucionar los problemas de vivienda que tienen hoy Nelson y su madre.
Además de Nelson, estuvieron presentes Luis "Tochi" Moreno y Ayelén Toranzo, quienes siguen de cerca la historia de Madaf y colaboran con él.
Tras el encuentro, Ayelen Toranzo contó que desde la Municipalidad se comprometieron a ayudar a Madaf poniendo a su nombre el terreno en el que vive, y que es propiedad del Estado municipal. También prometieron colaborar con materiales de construcción para mejorar su casa y una ayuda económica.
Toranzo además resaltó que le brindarán asistencia medica con profesionales de distintas áreas para que Nelson tenga una mejora calidad de vida.
Por último, Ayelen Toranzo, anunció la creación de una fundación que llevará el nombre Nelson Madaf y que tendrá como objetivo evaluar casos de violencia institucional y capacitar en derechos humanos.
En contexto:
Nelson Madafs fue acusado por un homicidio que no existió. La historia comenzó en 1989, en la ciudad de San Luis, con la desaparición de Claudia Díaz, una adolescente de 15 años que cursaba 2do año en el Colegio Nacional. Nelson, quien en aquel entonces tenía 19 años, era albañil. A Claudia la conoció días antes de su desaparición y la investigación lo culpó de secuestrarla, hacerla abortar y asesinarla.
En realidad, la policía no tenía ninguna pista certera de la desaparición de Diaz, el tiempo transcurría sin novedades y los medios y la opinión pública presionaban para que se esclarezca el caso.
La presión social de los años 90 se contextualizaba en el caso María Soledad Morales, lo que llevó a los investigadores a cometer toda clase de abusos para resolver el caso puntano a cualquier costo.
En 1993 una carta anónima llega al Juez de la causa relatando la muerte de la joven en casa de una enfermera, con participación de su hija, su cónyuge y Nelson Madaf.
A fuerza de tormentos el joven albañil confesó haber presenciado la muerte de la chica, repitió palabra por palabra el relato del anónimo, sellando así su fatídico destino y arrastrando a tres personas con él.
Nelson padeció toda clase de torturas hasta que confesó un crimen que no no existió y años en prisión donde contrajo HIV. En 1998, con información proveniente de un llamado anónimo, se descubre que Carolina Diaz estaba viva, que residía en San Juan y que tenía 5 hijos.
Nelson Madalfs fue sobreseído meses después y desde entonces vivió en la indigencia hasta que consiguió ser beneficiado con una pensión graciable. Muchos años después, el Estado Provincial lo indemnizó con al rededor de $300.000.