El anuncio fue el golpe de escena político más importante en el cierre de la semana. El desembarco de Charo Domeniconi en el municipio capitalino, el más poderoso del territorio provincial, sacudió el escenario político, sobre todo de la oposición.
Beatriz Domeniconi jurará hoy a las 11 de la mañana ante el intendente Enrique Ponce el cargo de Coordinadora General de Asuntos Políticos e Institucionales. Se especulaba en principio con la presencia de Elisa Carrió en el acto pero esta posibilidad quedó descartada. Vendrá Fernando Sánchez, secretario de Fortalecimiento Institucional de la Nación, un hombre proveniente de la Coalición Cívica.
La nueva funcionaria tendrá en sus manos el rol de jefe de Gabinete, pero será mucho más, involucrándose con fuerte protagonismo hacia afuera de la burocracia interna municipal.
Con Domeniconi en la primera línea del gobierno municipal el impacto será fundamentalmente político. No es casualidad que después de tantos años de silencio y ausencia vuelva a su territorio natural. Sobre todo si lo hace luego de acompañar durante tantos años a su amiga Lilita Carrió en el Congreso de la Nación. Entonces el regreso tiene un mayor sentido. Es menos casual.
¿La llegada de “la Charo Domeniconi” surge de una ingeniería estratégica elaborada en comunión entre El intendente Ponce y Carrió? Cualquiera puede suponerlo.
Los análisis del fin de semana entre bares y tertulias de quienes gustan consumir política fueron dejando conclusiones comunes. Utilizando un término muy “peronista”, no faltaron quienes conjeturaron que Ponce “olió sangre” y salió a jugarse por todo, a conquistarse el título de máximo líder de la oposición y principal rival de los hermanos Rodríguez Saá en la disputa por la gobernación el año que viene.
Esta evaluación tan osada tiene para los analistas una razón: la caída de la imagen de Claudio Poggi sostenedor de un gobierno de nacional cada día con mayor índice de rechazo en la población. Pero además Poggi está padeciendo otras patologías: la fuga permanente de sus principales dirigentes quienes van tomando distancia de su líder para volver al Partido Justicialista, en la mayoría de los casos, y también el indisimulable resentimiento y lejanía acentuada con sus (¿ex?) aliados del PRO y la UCR, todo un drenaje que está debilitando notoriamente al ex gobernador.
Esto, suponen enseguida los observadores del mapa político local, no pasó desapercibido por Enrique Ponce y sus asesores inmediatos quienes encontraron entonces un escenario propicio para lanzarse a la conquista del rol de principal líder opositor en la provincia, sitial que, especulan varios, paulatinamente comienza a quedar vacante.
Y en esto la “Charo”, puede jugar un papel vital como operadora política aglutinando de todo el arco no peronista, el anti peronista, el conservador y los liberales, incluso el electorado y la dirigencia tanto radical como el macrista de la provincia que ya no ven a Poggi como la esperanza triunfadora de la oposición.
Pero puede haber más, sostienen otros lapicera en mano, si se tiene en cuenta que Domeniconi tiene como respaldo fundamental a la dirigente principal del ARI. En efecto, Elisa Carrió en su carácter de dirigente con mayor influencia en las decisiones políticas de Mauricio Macri, suponen y aspiran en el poncismo que Lilita logre convencer al presidente de retirar sus ilusiones en carácter de candidato favorito, que tenía o aún tiene en la figura de Claudio Poggi y vuelque todo el aparato partidario y presidencial en apoyo de Enrique Ponce en las elecciones gubernamentales de la provincia. Esto podría ser la mayor de todos los triunfos del intendente capitalino.
Un cálculo redondo, no sólo para la oposición vernácula sino también para los planes presidenciales. Porque ganarle al oficialismo justicialista en San Luis, conllevaría no solamente romper una continuidad política y ejecutiva que se inició y se mantiene sin interrupciones desde 1983. Significaría también desarmar, de suyo, las aspiraciones presidenciales de Alberto Rodríguez Saá, habida cuenta que, en la eventualidad de que Cristina Kirchner no pueda o no quiera presentarse como candidata, el gobernador de San Luis, según las encuestas, con el emblema esperanzador de su autoría: “Hay 2019”, se ubica como el dirigente opositor con mejores posibilidades en el marco de las aspiraciones del electorado nacional que quiere desalojar de la Casa Rosada a Mauricio Macri y sus aliados, en las elecciones generales del año próximo.