Por estos días, Villa Mercedes en particular y la comunidad universitaria provincial en general, observan atentamente los que ocurre en la UNVIME, envuelta en una mezcla de escándalo y vergüenza a partir de la situación explosiva que se desató ante la falta del depósito de los Aportes y Retenciones Patronales correspondientes a los haberes del personal universitario docentes y no docente.

Esta situación no solamente ha sido denunciada por los gremios del personal de la casa de estudios, sino que, además, a fines de agosto de este año, el propio rector, David Rivarola confesó ante el Consejo Directivo y funcionarios nacionales universitarios esta anomalía, con la excusa de carecer totalmente de fondos para efectuar los pagos de rigor.

Las quejas y demandas, no exentas de cierta carga de ira, están acompañadas del asombro. Al parecer, la Universidad Nacional de Villa Mercedes habría recibido este año alrededor de 80 millones de pesos de una suerte de fondo anti crisis, que ahora nadie sabe a dónde fueron a parar y en qué se gastaron porque, finalmente, no solamente faltan los aportes correspondientes al personal, sino que, encima, trascendió que se cortaron las compras de insumos esenciales para el funcionamiento de las oficinas, las aulas y del edificio en general.

Llamativamente, en lugar de dar explicaciones, Rivarola estaría obsesionado por alcanzar la reelección cuando pesan sobre él sólo broncas y sospechas.

No faltan quienes sostienen que estas maniobras irregulares en la gestión rectoral de David Rivarola pueden encuadrarse como serios delitos tipificados como “retención indebida y abuso de autoridad” e “incumplimientos de los deberes de funcionario público”. Estas carátulas, creen algunos, podrían conducir a Rivarola, en lugar de la reelección, a un proceso judicial ante los tribunales federales.