EL APOLLO XIII DE MACRI

(Por Ignacio Fidanza – LPO).- Al presidente todavía le queda la épica del rescate agónico del gobierno que chocó.

La misión ya no será un éxito de esos que deslumbran, pero Macri todavía tiene una carta para jugar: El rescate en el último minuto de un Gobierno que encalló. "Nos queda la épica del Apollo XIII", afirma divertido uno de los funcionarios más inteligentes de Cambiemos.

No es una idea para despreciar. De las siete misiones a la Luna, sólo se recuerdan dos: La primera y la que falló. Hollywood logró transformar un fracaso monumental en una gesta apasionante. Gracias Tom Hanks, debería decir Marcos Peña.

Macri tiene por delante una maniobra dificilísima, pero posible. Tiene que aterrizar al Apollo, así sea en el Hudson. Pero si lo aterriza, no hay que descartar que sobre la hora vuelva viable la idea de un segundo mandato. Un cisne blanco.

Desde la parábola del hijo pródigo, que los caídos del cielo han despertado empatía. Todos somos un poco fracasados y todos queremos triunfar.

Mao explicaba que la política es el arte en encadenar fracasos hasta la victoria. Al final, suele pagar más la perseverancia que la eficacia deslumbrante. Aunque un poco más de esta última no vendría mal. Pero veamos un sendero posible.

Macri tiene por delante una maniobra dificilísima, pero posible. Tiene que aterrizar el Apollo, así sea en el Hudson. Si lo logra no hay que descartar que vuelva viable la idea de un segundo mandato. Un cisne blanco.

Aquí ya se dijo que Macri necesita un relato, una épica, una apelación que aún dolorosa genere algún entusiasmo, así sea el de resistir. Ya no está para Mayweather paseando al que se le pone enfrente, ni para Tyson liquidando la pelea en 30 segundos. Pero todavía le queda algo acaso más interesante: Alí en el inicio de su otoño, menguando, poniendo el cuerpo ante esa fiera impresionante que era Frazier, aguantando y aguantando, para sacar sobre el final fuerza de donde no había nada y llevarse una victoria apenas un segundo antes de caer derrotado.

Esta claro que Macri no es Alí, pero algo mostró en La Bolsa, donde mejoró lo que insinuó en la conferencia de prensa del día anterior.

No se construye capitalismo sin política

Contra las cuerdas, el presidente busca en el fondo y empieza a encontrar tres, cuatro ideas. No hace falta mas. Primero lo obvio: el gradualismo fracasó. Después, veamos que queda: equilibrio fiscal, un tipo de cambio más competitivo, Vaca Muerta, el interior posible, y la línea roja: Se mantiene el sendero de baja de impuestos. Porque la Argentina sale con capitalismo y potencia exportadora. 

¿Qué falta? Todo, no sean malos. Hay que bajar las tasas, recuperar el crédito y sobre todo frenar la inflación, porque sino no hay astronauta en el mundo que lo salve. Se vienen meses durísimos y no está claro ni que se haya controlado la corrida, ni que la recuperación económica lo encuentre en el poder. Pero no es lo mismo incinerarse en el aire, que aterrizar. Aunque sea chamuscado.

Macri en el inicio del tramo final de su mandato acaso empieza a entender por primera vez, que más allá de sus deseos, es un presidente de transición de salida del populismo. Esto implica nadar entre dos guías, que el Gobierno quiso ignorar más de una vez: Hay que pagar costos y hay que salir del populismo.

Dicho de otra manera. El fortalecimiento de Cristina como opción opositora, sugiere que el 2015 no resolvió el debate de fondo: Se trata de una discusión profunda de modelo país, que coloca a la ex presidenta al frente de un capitalismo corporativo, ubicado en algún lugar entre el fracaso de Maduro y el éxito de Putin.

Macri es la contracara natural de ese proyecto, pero perdió demasiado tiempo transitando la fantasía de un Gobierno de buenas noticias. Ese mundo terminó en el preciso momento que llegó el resumen de la tarjeta. Pero cuidado. El peronismo ya pagó el costo de subestimarlo y todavía quedan un par de rounds antes que suene la campana.