No figura en los archivos del Vaticano, ni el las sinagogas, tampoco en las mezquitas y mucho menos en los templos budistas. NI siquiera lo nombran en la milenaria biblioteca de Alejandría. Sin embargo, para el macrista Poggi existe y le rinde devoción, se trata del gran dios “Coso”.
No se le conocen milagros ni iglesias diseminadas por ningún lado, pero parece que existe en las extrañas inspiraciones teológicas del cordobés (aunque ya muy aporteñado y macrista), Cladio Poggi.
Lo nombró expresamente en su última conferencia de prensa.
El ex gobernador, ha abandonado su trabajo en el Congreso de la Nación por el que todos los ciudadanos le pagan un más que suculento salario con sus contribuciones fiscales. No le aporta nada a San Luis y mucho menos al país desde su banca. Instalado definitivamente en tierras sanluiseñas, ha abierto una sede partidaria en el edificio legislativo provincial, algo inapropiado y extrañamente permitido (o soportado) por las autoridades del edificio de calle Ascasubi.
En lugar de justificar con trabajo genuino su abultado sueldo, ha inventado un gabinete fantasma, una suerte de botonteca, destinada a rasquetear bajo las alfombras a fin de inventar cualquier excusa para atacar al gobierno provincial. Pero de trabajar, nada…
Eso si, intentó bajarle el precio al proceso judicial que se ha abierto por el grave episodio cometido durante su gobierno cuando le sacaron a una humilde familia una vivienda social para entregársela a un funcionario de su equipo gubernamental. “Una casa”, apenas una casa, dijo Poggi al respecto. Un delito, dos delitos o diez delitos siguen siendo lo mismo, un delito, el número y la cantidad no lo hace menor. Si se está frente a un delito es grave, siempre será grave. De todos modos, le tiró todo el fardo a su ex ministra imputada. “Que la justicia investigue, no hay problema, yo pongo las manos en el fuego por mi ex funcionaria”. Es decir, claramente se sacó el sayo de encima, y puso en la mira de todas las sospechas solamente en ella, a Lucero, cuando hay muchos funcionarios que rodearon el caso y él mismo, como jefe político de ese gobierno, tiene responsabilidades que aclarar.
Bancas perdidas
San Luis ha perdido dos bancas nacionales en el Congreso. Poggi, embelesado con el sistema macrista quiere trasladar el modelo porteño a San Luis. Un disparate. Cuando hay tantos problemas que arreglar en Argentina, la mayoría originadas por el gobierno de Juntos por el Cambio, del que fue y es aliado, se instaló definitivamente a San Luis y desde su flamante sede partidaria del palacio legislativo local ya comenzó a trabajar por las elecciones del 2023. Una calamidad…
En tanto, otra persona de su sector, de apellido González Riolo, hace muchos años que quedó arrobada por el encanto de la vida porteña, sin embargo, heredó la banca senatorial de Poggi y transcurre sus días cobrando también un colosal estipendio mensual para no hacer nada por San Luis. Es probable que no tenga idea de donde quedan Santa Rosa del Cantantal o Los Overos. Tampoco le debe interesar demasiado, se supone…
San Luis nunca vivió un momento tan penoso como el que padece hoy en materia de representación legislativa nacional. Debe ser una rara inspiración, algo errada, que despierta el pagano dios “Coso”. Sino, ¿cómo se puede explicar?