Son las primeras en arrancar las labores y las últimas en retirarse. Realizan una de las tareas fundamentales entre las áreas municipales.
“Nuestro trabajo es un beneficio para los vecinos y la Ciudad”, asegura Romina López. Se trata de una de las 100 trabajadoras municipales que conforman el equipo de Barrido y Limpieza, el cual también integran 44 hombres. La mayoría promedian más de una década en la Municipalidad, sienten orgullo por su trabajo y son jefas de familia.
En otoño, las jornadas comienzan antes de salir el sol, alrededor de las 6 de la mañana y culminan a las 24, divididas en tres turnos. Las tareas se realizan en las zonas céntricas y periféricas. Además del barrido y la recolección en calles y cordones, se trabaja en los operativos de limpieza y en la desinfección capitalina en el marco del Blindaje Sanitario para combatir la proliferación del Covid – 19 coronavirus.
Todas valorizan su trabajo. En muchos casos son el único aporte monetario en sus hogares y su ingreso al Municipio fue la primera oportunidad luego de estar desempleadas. “Es lindo tener trabajo y dejar la Ciudad limpia para todos”, remarca Cintia Aguirre, empleada municipal desde hace 10 años.
“Estoy muy contenta, mi trabajo significa mucho, estuve mucho tiempo sin trabajar”, recuerda Mariela Parejas, quien forma parte del grupo de las más “nuevas”, ya que hace algo más de un año que ingresó al área.
Mientras empujan el carro y van juntando y depositando en bolsas los desperdicios, hablan de sus sueños, se hacen compañeras y se fortalecen en los momentos difíciles. El grupo es muy unido, la modalidad de trabajo permite estrechar lazos cotidianamente. Los equipos están conformados por dos integrantes que rotan diariamente, tanto de compañera como de recorrido.
“En la calle nos cuidamos entre todas. Siempre vamos juntas mirando el tránsito y si una queda atrás la esperamos”, cuenta Sandra Rojo.
Amor por la Ciudad
En sus palabras cada una retrata su pertenencia, identidad y amor por la ciudad. Les preocupa el manejo de los residuos y, en cada oportunidad, solicitan a los vecinos “cuidar la limpieza”.
“En cada cuadra que recorremos le pedimos a los vecinos que nos ayuden. Que no arrojen basura en las veredas, que tomen conciencia”, señala Cintia. En épocas de pandemia y cuidados intensivos, han profundizado las medidas, están equipadas con barbijos y guantes, y al comienzo de cada turno desinfectan carros y materiales de trabajo.
La tarea es intensa. Por día retiran más de 1000 bolsas de residuos y hojas, el mayor porcentaje proviene de los barrios de la periferia.
Un reconocimiento esperado
Desde diciembre, la Dirección de Barrido y Limpieza se convirtió en un área autónoma. Anteriormente formaba parte de Espacios Verdes y los trabajadores no contaban con la comodidad que tienen en la actualidad.
Hoy cuentan con una oficina administrativa específica, nuevo equipamiento y un espacio propio.
“Estamos trabajando muy cómodas por suerte. Hay compañerismo y contamos con los todos los materiales”, indica Romina.
El próximo 14 de junio celebrarán su día, sin festejo formal por el contexto actual de aislamiento, pero con el orgullo de trabajar cada jornada para la Ciudad.